En la Isla de Kachoski, los guerreros eran indios con cabeza de dioses egipcios y lanzas de Massai. Las palmeras son de chocolate y los cocos de madera. Osos violetas. Hay un molino de viento con un fantasma cocinero que hace pasteles sin parar. Tambien tienen un cristal que protege un amuleto, al cual le puedes pedir deseos, pero si lo rompes, se hundirá la isla Kachoski.

martes, 12 de abril de 2011

LA EDAD DE LOS IMPERIOS

A ISLA DE KACHOSKI
EL MEJOR DE LOS JUEGOS: LA EDAD DE LOS IMPERIOS


El videojuego llamado La Edad de los Imperios II (Age of Empires II, the Age of Kings )no fue precisamente una innovación en su campo, pero es, incluso hasta hoy, el mejor videojuego de conquista y uno de los más complejos Juegos de Dios. Su trama es fácil: es historia. Se le presenta al jugador una maqueta viva: bosques, animales, piedras preciosas, ríos, mares... y agazapado en un rincón, un puñado de aldeanos esperando las órdenes del enorme Dedo Divino que los toca y les ordena.

El toque del dedo de Dios (que no es más que el del puntero del mouse) da un sentido a la vida de cada aldeano. El dedo los convierte en leñadores, cazadores, recolectores, pescadores, albañiles o mineros. Jamás volverán a ser sólo aldeanos. El jugador-Dios que está ante la pantalla-Mundo puede crear aldeanos a su voluntad y puede destruirlos con pulsar una tecla. Puede mantenerlos vivos mientras existan los recursos para ello. Ni siquiera en este “mundo” es posible una alegre cornucopia. El realismo es, tal vez, innecesariamente triste.

sábado, 12 de marzo de 2011

CUENTO EL COFRE DEL PIRATA

LA ISLA DE KACHOSKI
CUENTO EL COFRE DEL PIRATA

GUILLERMO despertó con una idea fija en su mente: sumergirse en las cristalinas aguas de la "Cala del Juramento".
Para la empresa contaba con sus inseparables corsarios Ana y Koke.

Guillermo veraneaba todos los años en un pueblecito de la pequeña isla mediterránea. "Tranquilidad" decían sus padres, "aventuras" pensaba él.  La cara pecosa y traviesa, sonrisa amplia iluminada por ojos de mirada chispeante y furtiva.

-¡El desayuno, Guillermo!
¡Vaya!, la hermana mayor de Guillermo tan chinche como siempre, interrumpiendo planes y sueños, ¡en fin!, el desayuno primero. Después de engullir tostadas, copos de maíz y beber un zumo de naranja, Guillermo se levantó como un cohete y recogió todos los utensilios necesarios para la jornada aventurera. ¡Por fin había llegado el día glorioso!

Circulaba por aquella isla, sembrada de casitas blancas, la leyenda de que un pirata de origen inglés fue abandonado allí, para pagar una deuda con la justicia, pero antes, le había hecho prometer a sus compinches que dejarían bajo las aguas un cofre lleno de riquezas conseguidas en mil abordajes sangrientos. Un juramento selló el pacto y allí en la cala del mismo nombre se cuchicheaba que yacía el cofre y del pirata no se supo jamás. Pero Guillermo tenía planes, el destino había querido que él rescatara el tesoro. Recogió todos los materiales, que estratégicamente había repartido por la casa, como cuerdas, garfios, martillos, alicates,... Miró el reloj: "Las diez y diez". Era la hora convenida para estar en la cala, así que salió a toda pastilla. El aire fresco golpeó suavemente su rostro y enmarañó más si cabe su encrespada cabellera, mientras sus pensamientos se enredaban en el palo mayor de un barco pirata: ¡A ver, arriad las velas!, ¡Morgan, dos vueltas de timón! ¡Vamos, gandules, remad o vuestro pellejo sentirá el látigo! ¡Eh, Tuerto, tráeme un barril de ron de la bodega!

-¡Por fin, capitán! -dijo Ana cuando vio llegar a Guillermo cargado con una
enorme mochila.
-¡Hola "Pelo Pojo" -exclamó Koke en tono de franca camaradería.
Y Guillermo, alias "Pelo Rojo", sintió la fuerza del mando y gritó: ¡Consigna!, y los tres gritaron a una: "Temblad piratas, temblad que el tesoro vamos a encontrar".

Cuando todos se colocaron el equipo de buceo, se sumergieron entre las rocas, en donde habían atado uno de los extremos de la cuerda. Bajaron, bajaron,... El agua se sentía cada vez más fría. ¡Uaf!, y todos salieron a la superficie a respirar. Muchachos, hay que llegar más hondo. Preparados... ¡inmersión!

Bajaron, bajaron, bajaron, tropezaron con una colonia de corales y allí entre ellos vieron algo parecido a un baúl de dimensiones menores a lo que ellos esperaban. ¡Uaf!, de nuevo a la superficie. La alegría era inmensa y los tres lanzaron al aire gritos de triunfo. Tomaron aire de nuevo y... ¡adelante! Ataron el extremo de la cuerda a una de las asas del baúl. El corazón les latía de manera apresurada. Salieron por última vez a la superficie, pero esa vez pisaron tierra firme. Se aseguraron de que nadie rondaba por allí y comenzaron a tirar de la cuerda. La carga resultaba pesada, ¡mejor!, pensaban los tres, así el tesoro sería más cuantioso, y a cada tironazo surgía un sueño para cada uno.

Guillermo... "Podré comprarme un gran barco y mi patria será la mar".
Ana... "No tendré brazos ni dedos suficientes para tantos anillos,collares o brazaletes".
Koke... "Qué tranquilo voy a vivir bañado en monedas de oro".

Por fin tenían ante sus ojos el cofre. Todo lleno de algas y enmohecido. La cerradura no se abría, ya lo esperaban, estaba previsto, así que "Pelo Rojo" buscó la barra de acero y haciendo palanca saltó uno de los pernos que la sostenían y luego el otro, el cofre estaba abierto. Ninguno se atrevía a mirar. ¡Los tres a la vez!, y la tapa emitió un gemido cediendo sobre sus goznes. Ya está, miraron al interior: ¡Oh!, ¡Ah! ¡Por las barbas de un corsario muerto! ¡El cofre estaba lleno de arena! Guillermo introdujo las manos en el cofre y hurgó, no había nada. ¡Qué desilusión!, vertieron el contenido sobre la arena, sacudieron bien, allí no había trampas, ni doble fondo. NADA. ¡Adiós sueños! Un rayo de sol iluminó de una manera especial el montoncillo de arena que momentos antes estaba en el cofre, parecía oro. Pero el sol siguió su camino y la ilusión óptica desapareció, la arena seguía allí.

-Lo devolveremos al mar -dijo Koke.
-Sí -asintió Ana-, pero primero quitaré todas estas algas que tiene pegadas. Guillermo contuvo a duras penas las lágrimas. Él y Koke empezaron a recoger las herramientas.
-Mirad, venid! -gritó la niña.
Los dos salvaron de una zancada la distancia que los separaba de Ana.
-He descubierto al limpiarlo unas letras en el interior de la tapa:

LOS PIRATAS NUNCA DEJAN DE SOÑAR

Estaba escrito toscamente, con algún objeto punzante.
¡Bien!, seguiremos soñando -dijo "Pelo Rojo"-, se ve que el pirata se gastó todo su contenido, cerrémoslo y al agua con él, pero leamos de nuevo. Cuando aquella frase quedó grabada en su mente cerraron el cofre y lo devolvieron al mar atado a la cuerda. Cuando ésta estuvo tensa, supieron que había tocado fondo.
-¡Uf!, ¡Qué tarde! -dijo Koke-, me van a echar el broncazo, llego tarde a comer. ¿Os venís?
-Marcharos vosotros, yo me quedaré aquí un rato.
Ana y Koke comprendieron que su capitán deseaba estar solo. "¡Hasta luego!"
Cuando Guillermo dejó de ver tras las rocas a sus amigos, sacó de la mochila una bolsa de plástico y echó un puñado de aquella arena, "al menos recordaré siempre este día, no sé si soñaré con piratas, pero no está mal haber compartido por unos momentos su ideas". Y se alejó de la "Cala del Juramento".

En casa estaban todos sentados a la mesa menos papá. Éste llegó a los pocos minutos totalmente agitado y nervioso.
-¿Qué pasa? -dijo mamá.
-¿No os habéis enterado?, el viejo farero ha encontrado en la cala esa del pirata un montón de oro, era como arena. El alcalde y las autoridades... Y la voz de su padre se fue perdiendo entre la risa nerviosa que le entró a Guillermo. Todos lo miraron sorprendidos... Guillermo una y otra vez entre risas:

"LOS PIRATAS NUNCA DEJAN DE SOÑAR".

jueves, 21 de octubre de 2010

SAMUEL Y EL PUERTO BORRASCOSO

LA ISLA DE KACHOSKI


 Un día Samuel, estaba navegando en un barco con cañones y banderas piratas, y llegó a un puerto que se llamaba Puerto Borrascoso, y cuando iba navegando, un pulpo gigante, no me dejaba acercarme al puerto, el pulpo gigante se llamaba Willy ocho tentáculos, y yo mate al pulpo Willy con mis cañones y mi tripulación, y después me fui navegando al Puerto Borrascoso, y cuando llegué al Puerto Borrascoso, me encontré un tonel lleno de golosinas, Pero cuando llegó la noche fue terrible, porque llegó un barco francés y lo atacamos al abordaje, y le preguntamos al capitán ¿donde está el rey? y como no me lo dijo, lo mate con mi espada. Pero cuando se estaba muriendo me lo dijo. El rey...esta... en el... castillo... de...Lóndres

EL MEJOR PIRATA



Este soy yo, Samuel, soy el pirata navegador, de los siete mares que mata a los crakers y vence en todos los abordajes.

lunes, 30 de agosto de 2010

LA ISLA DE KACHOSKI

La Isla de Kachoski


Hay muchos barcos en Kachoski.
Un sábado, los piratas atacaron Kachoski y no pudieron atacar, porque había un craker gigante, que tenía los dientes llenos de sangre, porque se comió un crucero lleno de gente que chillaba mucho mucho cuando el craker se los estaba comiendo.
Pero entonces llegó un barco gigante lleno de soldados, el barco era muy grande y tenía aviones de bombas y tanques. Atacaron pero los soldados fallaron un poquito, porque se chocaron con dos piedras de Las Islas Puntiagudas. Los soldados murieron cuatro porque no tenían salvavidas y muchos no llegaron a tiempo a la salida salvavidas
Samuel